El valor de la libertad
Luisa Fernández conoce el valor de la libertad. No hay un día en que no agradezca a Dios por la oportunidad de caminar libre por las calles sin temor a ser señalada o acusada.
En el 2001 su vida dio un giro de 360 grados. Fue acusada de falsificación de tarjetas de créditos y robo. El 28 de agosto de ese mismo año fue enviada a la cárcel preventiva de Najayo sin derecho a fianza.
"Muchas personas hablan de la cárcel sin tener la menor idea de como es realmente. Al principio no fue fácil, pero entendí que tenía la oportunidad de remediar mi error y comenzar de nuevo", señala Fernández.
Los días se hacían interminables detras de rejas, sobre todo cuando nadie llegaba a visitarla. A pesar de convivir con mujeres de distintos niveles soliciales, señala que nunca tuvo problemas con nadie y que siempre trató de llevarse bien con todas.
"Muchas personas hablan de la cárcel sin tener la menor idea de como es realmente. Al principio no fue fácil, pero entendí que tenía la oportunidad de remediar mi error y comenzar de nuevo", señala Fernández.
Los días se hacían interminables detras de rejas, sobre todo cuando nadie llegaba a visitarla. A pesar de convivir con mujeres de distintos niveles soliciales, señala que nunca tuvo problemas con nadie y que siempre trató de llevarse bien con todas.
La añorada libertad llegó después de un año, cuatro meses y seis días, 3 de enero de 2003. Con la ayuda de su familia pudo reintegrarse a la sociedad y comenzar una nueva vida.
"Gracias a Dios trabajo y estudio. Después de seis años, ya la peor parte pasó. A veces hay errores que te cuestan caro, pero depende de nosotros levantarnos o quedarnos vencidos por las circunstancias".
Fernández, a pesar de las adversidades, escogió vencer los prejuicios y buscar el lado positivo del asunto.
